Preguntas frecuentes

El sedentarismo y una mala alimentación basada en ultraprocesados, alimentos ricos en grasas trans y azucares, además de otros malos hábitos de vidas, pueden acarrear consecuencias sobre la salud como, el desarrollo de enfermedades degenerativas: diabetes tipo II, enfermedades del corazón (incluyendo enfermedad coronaria e infarto), accidente cerebrovascular, hipertensión arterial, elevación de los niveles en la sangre de colesterol, triglicéridos, síndrome metabólico, obesidad o sobrepeso, dolo articular y muscular. También puede tener consecuencias sobre la salud mental (no solo en el organismo), provocando baja autoestima, dificultades para afrontar situaciones de estrés y mayor probabilidad de padecer un trastorno del estado de ánimo.

La dieta vegetariana se basa en una alimentación con verduras que también incluye alimentos como frutas, verduras, guisantes y alubias secas, granos, semillas, nueces, etc. Hay muchos tipos de dietas vegetarianas como:

  • Dieta lacto-ovo-vegetariana: Permite el consumo de huevos y productos lácteos, pero no el de carne, pescado y aves.
  • Dieta lacto-vegetariana: Permite el consumo de productos lácteos, pero elimina productos como la carne, pescado, aves y huevos.
  • Dieta ovo-vegetariana:  Permite el consumo de huevos, pero elimina productos como la carne, pescado, aves y productos lácteos.
  • Dieta pescetariana: Permite el consumo de pescado y en ocasiones huevos y productos lácteos.
  • Dieta vegetariana: Elimina carnes, pescados, aves, huevos y productos lácteos, así como otros productos de origen animal, como la miel.
  • Dieta flexitariana:Una dieta mayoritariamente vegetariana que incorpora ocasionalmente carne, pescado o aves.

Los dietistas – nutricionistas son sanitarios con titulación universitaria (Diplomados o Graduados Universitarios en Nutrición Humana y Dietética).

Como se recoge en la Ley 44/2003 de 21 de noviembre de 2003 sobre Ordenación de las Profesiones Sanitarias, y se establece el título universitario oficial de Diplomado en Nutrición Humana y Dietética y las directrices generales propias de los planes de estudios conducentes a la obtención del mismo en el Real Decreto 433/1998, de 20 de marzo (publicado en el Boletín Oficial del Estado del 15 de Abril de 1998).

«Un dietista-nutricionista desarrolla actividades orientadas a la alimentación de la persona o de grupos de personas, adecuadas a las necesidades fisiológicas y, en su caso, patológicas de las mismas, y de acuerdo con los principios de prevención y salud pública».

Otras organizaciones como la European Federation of the Associations of Dietitians (EFAD), lo define como:

«El dietista es una persona cualificada y legalmente reconocida para poder aconsejar una buena alimentación, tanto para grupos de personas o de individuos en buen estado de salud, como de los que necesitan un régimen terapéutico».

En resumen, es el profesional sanitario experto en alimentación, nutrición y dietética con capacidad para intervenir en la alimentación de las personas elaborando dietas, tanto para prevenir enfermedades como para tratarlas, atendiendo a la patología, estado fisiológico, estilo de vida y edad de los/las pacientes, basándose en la evidencia científica.

El Dietista – Nutricionista puede ejercer en muchos ámbitos, como: Clínico en Atención primaria, Clínico hospitalario, Comunitario, Deportivo, Divulgación, Docente, en Industria Alimentaria, en Restauración Colectiva o Investigador/científico.

  • Dietista – Nutricionista Clínico: Actúa sobre la alimentación de la persona o grupo de personas sanas o enfermas (en este caso después del diagnóstico médico), teniendo en cuenta las necesidades fisiológicas (o patológicas si es el caso), preferencias personales, socioeconómicas, religiosas y culturales.
  • Dietista – Nutricionista en Salud pública o Comunitario: Se ocupa de la prevención y promoción de la salud, actuando sobre la población general (desde diversas entidades), desarrollando y participando en diferentes programas de políticas alimentarias, que consisten en educación alimentaria, prevención y salud en general, dentro del marco de la nutrición comunitaria y salud pública.
  • Dietista – Nutricionista en restauración colectiva: Forma parte de la gestión y la organización, además de encargarse de la calidad y la seguridad alimentaria en el proceso de producción. También se encarga de la formación del personal del servicio de alimentación en materia de seguridad alimentaria, planifica menús y valora el equilibrio nutricional de la oferta alimentaria.
  • Dietista – Nutricionista en la industria alimentaria: Se encarga de la calidad y la seguridad alimentaria, además de asesorar sobre nuevos productos.
  • Dietista – Nutricionista en la docencia: Se encarga de la formación, tanto en centros públicos como privados, relacionada con nutrición, alimentación y salud.
  • Dietista – Nutricionista en investigación: En un equipo multidisciplinar de investigación y desarrollo, puede potenciar la investigación en alimentación, nutrición y salud.

Es recomendable acudir a un dietista – nutricionista, al menos una vez en la vida, para aprender a alimentarnos correctamente y establecer buenos hábitos de vida. Además, también es recomendable acudir es situaciones especiales en la vida como, por ejemplo una mujer que quiere quedarse embarazada, durante el propio embarazo y la lactancia, durante la adolescencia o la vejez, en postoperatorios, en deportes de elite, etc., o si se padece alguna enfermedad relacionada con la alimentación: diabetes, celiaquía, intolerancias o alergias, cardiopatía, hipertensión, insuficiencia renal, colesterol alto, cáncer…

El endocrino es un profesional sanitario licenciado o graduado en Medicina que ha aprobado el MIR en Endocrinología y Nutrición. Se dedica principalmente al estudio y tratamiento de enfermedades del sistema endocrino (encargado de producir las hormonas que regulan muchas funciones, como el crecimiento, el desarrollo y el metabolismo de nuestro organismo). El endocrino posee conocimientos que le ayudan a la hora de recetar dietas o dar consejos nutricionales, pero posiblemente no en tanto detalle como lo haría un dietista – nutricionista.

Las personas que padezcan de obesidad, hipercolesterolemia o diabetes, deberían acudir a un endocrino para tratar o descartar alteraciones hormonales cuando el tratamiento preventivo nutricional no haya logrado controlar estas enfermedades.

La diferencia entre el dietista – nutricionista y un técnico dietista es la formación regulada que haya adquirido el profesional. El dietista – nutricionista es licenciado, diplomado o graduado, mientras que el técnico dietista tiene una formación de técnico superior en dietética.

Un técnico dietista puede establecer dietas para personas con un buen estado de salud, que quiera mejorar su alimentación, pero su asesoramiento no puede extenderse a personas que sufran una enfermedad como obesidad, diabetes hipertensión, problemas para absorber o metabolizar ciertos nutrientes, etc. El dietista – nutricionista puede ejercer las misma labores que el técnico y además establecer regímenes alimentarios cuando el paciente a pacientes sufre algún problema de alergias, intolerancias o diferentes enfermedades.

Por lo que, en España los profesionales de la salud que pueden ejercer elaborando dietas legalmente son el Graduado en Nutrición Humana y Dietética, el Médico Endocrino y el Técnico Superior en Dietética. Todos los demás no está permitido legalmente ejercer esta profesión: ni máster oficial, ni máster propio, ni otros grados relacionados como Ciencia y Tecnología de Alimentos, Medicina, Enfermería, Bioquímica o Biología.

Una consulta de nutrición consiste en realizar un cambio de hábitos de vida o plan nutricional ajustado al paciente.

En la primera consulta se realizará una anamnesis alimentaria, que consiste básicamente, en recopilar información sobre los pacientes referente al estado de salud, motivación del paciente, historia clínica, antecedentes familiares, valoración de la composición corporal, etc. A continuación, con toda la información recogida se establecerán las conductas inadecuadas del paciente como: picotear, comer en exceso, mala elección de alimentos, consumidor habitual de ultraprocesados, etc., establecimiento de los objetivos que se buscan alcanzar a corto, medio y largo plazo. Después de esta primera visita se llevarán a cabo visitas de seguimiento para evaluar los objetivos alcanzados y replantear nuevas metas según los resultados obtenidos.

En principio las consultas de nutrición son cada 15 días o un mes, aunque depende mucho del paciente y su situación.

No. Es muy habitual escuchar la frase “No puedo, estoy a dieta”, “Tengo hora con el/la nutricionista para que me de la dieta”, pero lo cierto es que se ha demostrado que las dietas son restrictivas y están estereotipadas, por lo que, a largo plazo no hay adherencia, además de privarnos de disfrutar con nuestra alimentación. También, pueden surgir otros problemas como el aumento de peso, ansiedad, estrés por no haber dejado la dieta, etc.

Lo que se busca no es sacar del cajón una planilla prediseñada para todos los pacientes con más o menos las mismas características, sino que, de lo que se trata es de educar y conducir al paciente en el proceso de cambio de hábitos de vida, es decir, pocas veces se habla de un cambio de hábitos de vida o plan de alimentación, que es a fin de cuentas el objetivo final.

No. Existen dos tipos de hambre la fisiológica y él hambre emocional:

El hambre fisiológica se produce cuando nuestro cuerpo no tiene cubiertas las necesidades básicas de energía y busca cubrirlas con un tipo de alimento no especifico.

El hambre emocional hace que queramos comer y tengamos una falsa sensación de hambre, aunque nuestro cuerpo no es encuentre en déficit energético, en respuesta a un estado emocional, tanto positivo como negativo.

Es normal que al principio de un cambio de hábitos de vida sintamos apetito, aunque nuestras necesidades fisiológicas estén cubiertas. Por lo que, tenemos que aprender a diferenciar cuando tenemos hambre real y cuando simplemente queremos comer por aburrimiento, ansiedad, etc.

Los resultados pueden medirse de múltiples formas, en la composición corporal, en los pliegues, en el estado emocional, sentirte menos cansado, etc.

En cada sesión de seguimiento evaluaremos los cambios en la composición corporal, además de evaluar el cambio progresivo que se ha realizado durante el tratamiento nutricional.

Esto puede variar según la persona, la adherencia a los nuevos hábitos, patologías existentes, etc., pero los resultados pueden notarse alrededor de las primeras tres o cuatro semanas de haber iniciado el tratamiento.

Es aconsejable traer a la primera consulta una analítica de sangre o cualquier tipo de prueba que tenga que ver con la salud nutricional que tenga menos de 6 meses, para poder valorar el estado en el que nos encontramos.